martes

lo contrario del miedo

Tener miedo de comenzar con esa canción pegada en la memoria una vez más
Tener miedo de que el ex diabólico cambie su foto de perfil y la ponga pública
tener miedo de cruzar la calle cuando el semáforo está en amarillo
tener miedo de un amigo que viene a visitarte misteriosamente
tener miedo de los lunares nuevos 
tener miedo de no poder conversar largamente con alguien que admiras
tener miedo de la comida descongelada que comes hace meses
tener miedo de que tus colegas no te consideren
tener miedo de estar gorda de estar alegre de estar atenta a todo lo que ocurre porque si lo estás habrá temas puestos en claro habrá conclusiones y nada es peor que algo similar a una determinación sin dudas
tener miedo de no poder comprar cigarrillos nunca más
tener miedo de no querer comprar cigarrillos nunca más
tener miedo de las cosas que te hacen feliz
del chico que cruzó contigo todo Parque Francia en bata para llevarte al colectivo mientras el sol atravesaba su sonrisa de mañana
tener miedo del café de las guitarras de los recitales de las películas de amor y hasta de la literatura
tener miedo de volver a sentir algo en serio
por algo
por lo que sea, por una sonrisa sorda latinoamericana, o por un desprecio europeo
tener miedo miedo miedo miedo 
tener miedo del miedo y volverse cursi como siempre
tener miedo de querer hacer llorar a todos tus amigxs de emoción
tener miedo mucho miedo de que se acabe el vino cuando estás escribiendo

Pero hacer lo contrario siempre.