miércoles

Paz

Se abre una botella, se acaba un vaso, en alguna parte alguien enciende un cigarrillo, lo cojo, lo aspiro, lo boto. Desde mis pulmones algo me dice basta, desde mi cabeza algo me dice nada, desde mi corazón alguien me dice "sigue, seguro así se te olvida algo, algo más, las ideas que inundan tus días y tus pasos vacíos de acciones". Todo burbujea, la gente, los pasos, mi cuerpo es una flecha que toma velocidad. Ya no tengo dieciocho ni veinticuatro, pero en esta dimensión las percepciones cambian. Un amigo afirma que emborracharse es como viajar en el tiempo, yo sonrío y proclamo que esa es la mejor síntesis de lo que hacemos, queremos ser chicos que viajan en el tiempo. Un autor decía que la única forma de ser libre es teniendo absoluto control de uno mismo y donde habito la palabra controlarse no existe, nada rige a nadie y al día siguiente no hay cómo juzgar porque el ayer se extinguió por un túnel. Luego traen más botellas, los ojos de la gente que quiero se van poniendo vidriosos, mis ojos ya no son mis ojos, algo me llena, me vacía, me llena, me vacía, alguna sensación no honesta, una rabia que antes se manifestaba rompiendo vidrieras de grandes empresas, robando un objeto simbólicamente importante, pero hoy no, una rabia no manifiesta ya contra la sociedad sino contra una sola persona: yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario